Monday, July 20, 2009

me especialicé en literatura francesa y la aprendí estudiando latín.

Entrevista inédita

Jorge Luis Borges: "Yo he leído muy pocas novelas"

19.07.2009 El autor muestra su preferencia por el cuento ante los demás géneros ·· Califica los ‘best sellers’ como un hecho momentáneo y dice que leer sólo a contemporáneos es un error ·· Dice que la literatura se enseña mal porque no se entiende como emoción ante un texto estético, como forma de felicidad”


Imagen de archivo de Jorge Luis Borges tomada en el año 1986
Imagen de archivo de Jorge Luis Borges tomada en el año 1986


Muchas cosas han pasado desde aquel abril de 1975, cuando un joven estudiante porteño, Daniel Rilo, se acercó con descaro al gran Jorge Luis Borges. Más de tres décadas después muchos de los conceptos expuestos por el gran maestro siguen plenamente vigentes: un hombre cercano, encaminado a las letras desde niño, expuso su amor por la enseñanza del goce literario en si mismo, su preferencia por el cuento ante la novela, el rechazo por las clasificaciones artificiosas y el encasillamiento generacional.

-Cursó su Bachillerato en Suiza ¿Cómo se enseñaba la literatura en aquel entonces?

-En Ginebra, en el college yo descubrí que si uno se especializaba en dos materias, uno podía olvidar las otras. De modo que yo por ejemplo, que nunca supe nada (porque no quise saberlo) de física, de mineralogía, de botánica, de zoología si me intereso algo, pero poco. Pero me especialicé en literatura francesa y la aprendí estudiando latín.

-Usted respiró desde niño un ambiente literario en su familia. ¿Tuvo algún maestro que le orientó en su vocación?

-Tuve a mi padre, que me incito siempre a la lectura. Me acuerdo que una de las primeras cosas que me dijo es que leyera mucho, que escribiera mucho, que rompiera mucho y que no me apresurara en publicar. Por eso yo publique mi primer libro en el año 23, cuando tenía 24 años, y ya había escrito y había roto varios libros, porque me di cuenta que eran flojos y quizás hubiera debido esperar más tiempo, en fin alguna vez había que empezar. Publiqué Fervor de Buenos Aires (1923) fueron trescientos ejemplares y no pensé en ponerlos en venta, en mandarlos a las librerías, en mandarlos a nadie: fui repartiéndolos entre los amigos.

-¿La vocación literaria es tal que el escritor se puede realizar a si mismo y dentro de la comunidad? ¿Puede dedicar toda su vida a la vocación literaria?

-Bueno, eso puede tener dos sentidos. Económicamente no puede hacerlo (...) Yo porque he sido profesor aunque he publicado muchos libros pero no como modus vivendi.

-Sobre los ‘best sellers’. ¿usted piensa que son libros que tienen una fama momentánea o quedan como verdaderos monumentos?

-No. Tienen una fama momentánea. Como dijo Schopenhauer, mi filósofo preferido junto con Hume y Berkeley. Decían que no había que leer ningún libro que no hubiera cumplido cincuenta años. Porque el decía la vida es corta y uno no puede exponerse a leer trivialidades. Si yo leo un libro que ya ha cumplido cincuenta, o mejor aun cien años, es decir si yo leo clásicos, leo libros que han pasado por esa prueba. Es decir que si Platón ha llegado a nosotros es porque llegó, indudablemente porque durante generaciones han sentido que tenía valor. En cambio, si leemos a un filósofo contemporáneo posiblemente sea simplemente un best seller, no. Y eso lo dijo
Schopenhauer, hará mas de cien años y ha sobrevivido, bueno.

-¿Es verdad que su género preferido es el cuento fantástico con un contenido metafísico?

-Si es verdad. Yo por ejemplo he leído muy pocas novelas en mi vida, es decir naturalmente he leído a Cervantes, he leído a Conrad, a Kipling, he leído algo a Dostoievsky, he leído mucho a Flaubert, pero en general me atrae mucho mas el cuento. El cuento tiene algo redondo, cabal, que no tiene la novela. Porque en la novela hay siempre ripios, el autor imagina una trama larga y luego tiene que inventar episodios para unir un capítulo con otro, no. (...)Yo creo que La Divina Comedia, es quizás una de las obras capitales de la literatura si exceptuamos los Evangelios, naturalmente, aunque no soy creyente. Yo no creo que nadie haya leído una novela de Tolstoi, de principio hasta el fin: Guerra y Paz. Por eso decía Edgar A. Poe que era muy importante, él creía que la emoción estética tenía que ser dada de una vez, sin interrupción.

-Y en cuanto a la lectura ¿Cree que hay mas tendencia acá en Argentina a leer a los clásicos?

-Actualmente se está leyendo mucho aquí. Lo malo es que se leen solo autores contemporáneos, y es gran error. La gente lee un poco los libros como si fueran diarios. Y cada año, por ejemplo, se publican cierto número de libros y se cree que es obligatorio leerlos. Al mismo tiempo esas personas que siguen con tanta asiduidad la producción contemporánea argentina ignoran la producción contemporánea desde luego y pasada mundial, y eso es un error.

-Hablemos de docencia ¿Tal y como se enseña la literatura, se hace bien o se falsean algunas partes?

-Se enseña mal, porque se enseña fijándose menos en el goce literario que en la biografía de los autores, en las fechas de nacimiento y de muerte, en las fechas de publicación de los libros, y todo eso no tiene nada que ver con la literatura. Habría que enseñar, y yo he tratado de enseñar la literatura como una forma de felicidad, es decir que una persona, sienta emoción ante un texto estético. Entiendo que ahora se tiende a enseñar la literatura en función de la historia y que aunque quizás, siempre es necesario conocer un poco la circunstancia en que se escribió algo. Pero la literatura, me parece que ante todo, tiene que ser algo que emocione.

-Usted que mensaje podría dar a los profesores de literatura.

-Que se fijen más en la literatura, y menos en la historia de la literatura, y en las biografías de los autores. Por ejemplo, yo he sido profesor en conjunto durante más de 20 años y siempre les he dicho a mis alumnos que descuiden la biografía o que la dejen para el final si les interesa un autor, que lo importante es que lean las obras. Porque yo sé que hay profesores, de cuyo nombre no quiero acordarme, que hacen que los alumnos lean mucho sobre un autor pero no llegan al autor, eso me parece absurdo.

ffranjo@elcorreogallego.es


El autor. Daniel Rilo Bonserio, apasionado de la literatura (Buenos Aires, 1958) realizó la entrevista al escritor argentino el 19 de abril de 1975, cuando cursaba secundaria en la escuela San Francisco de Sales. La conversación, que ha sido emitida en su integridad por Radio Obradoiro, había permanecido inédita durante más de treinta años.
rilobonserio@gmail.com

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