Los escritores dicen por qué hay que leer hoy a Borges
CULTURA: A 15 AÑOS DE LA MUERTE DEL CELEBRE ESCRITOR ARGENTINO
Todos coinciden: la literatura argentina no es la misma antes y después de Jorge Luis Borges Y señalan que hay que leer su obra para disfrutar de sus textos y para gozar de su ingenio y su imaginación sin fronteras
Todos coinciden: la literatura argentina no es la misma antes y después de Jorge Luis Borges Y señalan que hay que leer su obra para disfrutar de sus textos y para gozar de su ingenio y su imaginación sin fronteras
El rigor del lenguaje junto a una imaginación exquisita, el uso de los adjetivos, y sus historias ingeniosas son algunas de las cualidades que resaltan los escritores, críticos y otros admiradores de la obra de Jorge Luis Borges. A quince años de su muerte es considerado de manera unánime uno de los escritores más grandes que dio el siglo XX.
Cuando se comprueba esa coincidencia de juicio, surge la pregunta que bien podría hacer cualquier chico de quince años. O cualquier adulto que todavía no se haya animado a ingresar en ese mundo de espejos y laberintos atemporales. "¿Por qué leer a Borges hoy?" es lo que intentó responder un conjunto de autores y críticos que fueron consultados especialmente por Clarín.
"Es posible afirmar que nadie puede escribir en castellano como se escribía antes de Borges sin cometer un anacronismo". Quien esto dice es el jujeño Héctor Tizón, uno de los más grandes escritores argentinos de la actualidad. A tal sentencia, le agrega otra: "Como Sarmiento, Borges resulta ineludible en nuestra literatura", asegura.
Andrés Rivera fue tan sintético como abrumador: "Hay que leer a Borges porque sabe cómo adjetivar", dijo. "Recomendaría leer a Borges porque es una de las experiencias más intensas de lectura", contestó Pablo De Santis, novelista y autor de relatos para adultos y para chicos.
A la hora de especificar estos atributos, De Santis manifestó que la lectura de la obra de Borges combina "la expansión de la imaginación con el rigor máximo del lenguaje".
Harold Bloom es un crítico estadounidense tan célebre como discutido por sus supuestas arbitrariedades. En El canon occidental, declaró cuáles eran las obras más importantes de la historia literaria. La obra de Borges estaba entre ellas. Hoy explica su criterio así: "Hay que leer a Borges porque escribió una narrativa breve muy difícil de superar". Desde su lugar de crítico, no puede dejar de ver lo que Borges opinó sobre otros escritores y el modo en que logra así cosechar lectores para la obra de los demás.
"Borges fue una persona de letras capaz de hablar de otros escritores, como Shakespeare y Kafka, por ejemplo, de una manera tal que los iluminó", explicó Bloom.
El locutor Antonio Carrizo, devoto lector de Borges y coleccionista de su obra dijo que el escritor fue "un gran estilista", "un hombre que hizo de la lengua castellana una lengua austera, exacta y argentina".
Desde su lugar de escritor de treinta y pico, Marcelo Birmajer contestó que Borges "es el más inteligente de todos nosotros" y que no hay ningún otro escritor argentino tan claro y "tan sabio".
La narradora rosarina Angélica Gorodischer es apasionada y le gustan las comparaciones. En su respuesta, vinculó a Borges con Gardel y dijo algo que puede ser útil para cualquier estudiante de literatura o aspirante a escritor. "Leyendo a Borges se aprende a leer y a escribir", señaló, al tiempo que aseguró de manera terminante que "Borges es la figura más importante de la literatura en castellano."
Lo de Gorodischer no debe ser tan exagerado si se tiene en cuenta la respuesta de Abelardo Castillo. "Estilísticamente, después de Quevedo, Borges es el mayor prosista de nuestra lengua".
Claro que para Castillo hay otros dos argentinos cuya omisión en la lectura provocan "analfabetismo". Se trata de Roberto Arlt y Leopoldo Marechal, de quienes asegura que deberían ser de "lectura obligatoria". Castillo, además, dio una pista cercana al pensamiento de Harold Bloom: "Borges nos enseñó la felicidad de leer a los demás".
Para la crítica y ensayista Beatriz Sarlo, hay dos Borges: uno es el de los escritores, que se cuestionan cómo es posible escribir después de una obra tan enorme. El otro es el de los lectores, y ahí Sarlo se pregunta "¿Cómo no leer a Borges si se lee literatura?".
Horacio Salas, poeta y autor de una biografía de Borges no duda: Borges nunca caerá en el olvido. "Es un clásico, y como a los clásicos, cada nuevo lector descubre nuevas facetas que guardan relación con su propio contexto y sus experiencias personales", dijo.
Otra de sus biógrafas, la periodista María Esther Vázquez entiende que "a alguien de la estatura de Borges se lo debe leer en cualquier tiempo."
Las personas consultadas respondieron, además, otra pregunta formulada por Clarín. "Si tuviera que introducir a un lector en la obra de Borges, ¿qué texto le recomendaría leer?", se les preguntó.
La enorme mayoría eligió los cuentos, aunque hubo quien seleccionó ensayos. Solo John Berger mencionó a la poesía en primer lugar.
Horacio Salas también: recomendó "Límites", "Poema de los dones", "La fundación mítica de Buenos Aires", "Poema conjetural" y las milongas del libro Para seis cuerdas. Pero lo hizo en segundo término, después de hablar de los cuentos "El sur" y "El muerto".
Si se hace una estadística de lo que respondieron las personas consultadas, el ranking de cuentos lo encabeza por lejos "El Aleph", ese relato en el que una "pequeña esfera tornasolada" contiene en su seno todos los tiempos, los espacios y las escenas del mundo.
Entre los elegidos aparecieron "La intrusa", la historia de una pelea entre dos hermanos por el amor de una mujer; "Ema Zunz", el relato de una minuciosa venganza"; "Funes el memorioso", con ese personaje cuyo increíble problema era que no podía dejar de recordar y "Pierre Menard, autor del Quijote", donde un escritor obsesivo reconstruye palabra por palabra la célebre novela de Cervantes.
Sarlo eligió un texto distinto, singular, en el que cree hallar todas las marcas borgeanas: el Epílogo a la edición de las Obras Completas, de 1974. "Un artículo apócrifo de enciclopedia —dijo— fechado en el 2074, que Borges escribió sobre Borges".
John Berger se ocupó de aclarar, en su respuesta, que no lee a Borges en castellano, "lo cual es una desventaja enorme". Así y todo, contó que en los últimos años lo lee tres o cuatro veces por semana. "Lo siento como un compañero que necesito y que también me gustaría comunicar a otros", contó.
Berger señaló en Borges una cualidad que califica de asombrosa: "Nos sorprende desde el pasado; hace que el pasado sea más sorprendente que el futuro. Esa es su magia".
Es probable que muchos de los que se pregunten por qué leer a Borges hoy sean chicos. Salas hizo la experiencia con sus alumnos, al indicarles la lectura de algunos de los textos que mencionó. "Hice la prueba. El enganche está garantizado —dijo—. "Sólo se necesita un empujón".
Fuente:
http://www.clarin.com/diario/2001/06/14/s-03801.htm
Cuando se comprueba esa coincidencia de juicio, surge la pregunta que bien podría hacer cualquier chico de quince años. O cualquier adulto que todavía no se haya animado a ingresar en ese mundo de espejos y laberintos atemporales. "¿Por qué leer a Borges hoy?" es lo que intentó responder un conjunto de autores y críticos que fueron consultados especialmente por Clarín.
"Es posible afirmar que nadie puede escribir en castellano como se escribía antes de Borges sin cometer un anacronismo". Quien esto dice es el jujeño Héctor Tizón, uno de los más grandes escritores argentinos de la actualidad. A tal sentencia, le agrega otra: "Como Sarmiento, Borges resulta ineludible en nuestra literatura", asegura.
Andrés Rivera fue tan sintético como abrumador: "Hay que leer a Borges porque sabe cómo adjetivar", dijo. "Recomendaría leer a Borges porque es una de las experiencias más intensas de lectura", contestó Pablo De Santis, novelista y autor de relatos para adultos y para chicos.
A la hora de especificar estos atributos, De Santis manifestó que la lectura de la obra de Borges combina "la expansión de la imaginación con el rigor máximo del lenguaje".
Harold Bloom es un crítico estadounidense tan célebre como discutido por sus supuestas arbitrariedades. En El canon occidental, declaró cuáles eran las obras más importantes de la historia literaria. La obra de Borges estaba entre ellas. Hoy explica su criterio así: "Hay que leer a Borges porque escribió una narrativa breve muy difícil de superar". Desde su lugar de crítico, no puede dejar de ver lo que Borges opinó sobre otros escritores y el modo en que logra así cosechar lectores para la obra de los demás.
"Borges fue una persona de letras capaz de hablar de otros escritores, como Shakespeare y Kafka, por ejemplo, de una manera tal que los iluminó", explicó Bloom.
El locutor Antonio Carrizo, devoto lector de Borges y coleccionista de su obra dijo que el escritor fue "un gran estilista", "un hombre que hizo de la lengua castellana una lengua austera, exacta y argentina".
Desde su lugar de escritor de treinta y pico, Marcelo Birmajer contestó que Borges "es el más inteligente de todos nosotros" y que no hay ningún otro escritor argentino tan claro y "tan sabio".
La narradora rosarina Angélica Gorodischer es apasionada y le gustan las comparaciones. En su respuesta, vinculó a Borges con Gardel y dijo algo que puede ser útil para cualquier estudiante de literatura o aspirante a escritor. "Leyendo a Borges se aprende a leer y a escribir", señaló, al tiempo que aseguró de manera terminante que "Borges es la figura más importante de la literatura en castellano."
Lo de Gorodischer no debe ser tan exagerado si se tiene en cuenta la respuesta de Abelardo Castillo. "Estilísticamente, después de Quevedo, Borges es el mayor prosista de nuestra lengua".
Claro que para Castillo hay otros dos argentinos cuya omisión en la lectura provocan "analfabetismo". Se trata de Roberto Arlt y Leopoldo Marechal, de quienes asegura que deberían ser de "lectura obligatoria". Castillo, además, dio una pista cercana al pensamiento de Harold Bloom: "Borges nos enseñó la felicidad de leer a los demás".
Para la crítica y ensayista Beatriz Sarlo, hay dos Borges: uno es el de los escritores, que se cuestionan cómo es posible escribir después de una obra tan enorme. El otro es el de los lectores, y ahí Sarlo se pregunta "¿Cómo no leer a Borges si se lee literatura?".
Horacio Salas, poeta y autor de una biografía de Borges no duda: Borges nunca caerá en el olvido. "Es un clásico, y como a los clásicos, cada nuevo lector descubre nuevas facetas que guardan relación con su propio contexto y sus experiencias personales", dijo.
Otra de sus biógrafas, la periodista María Esther Vázquez entiende que "a alguien de la estatura de Borges se lo debe leer en cualquier tiempo."
Las personas consultadas respondieron, además, otra pregunta formulada por Clarín. "Si tuviera que introducir a un lector en la obra de Borges, ¿qué texto le recomendaría leer?", se les preguntó.
La enorme mayoría eligió los cuentos, aunque hubo quien seleccionó ensayos. Solo John Berger mencionó a la poesía en primer lugar.
Horacio Salas también: recomendó "Límites", "Poema de los dones", "La fundación mítica de Buenos Aires", "Poema conjetural" y las milongas del libro Para seis cuerdas. Pero lo hizo en segundo término, después de hablar de los cuentos "El sur" y "El muerto".
Si se hace una estadística de lo que respondieron las personas consultadas, el ranking de cuentos lo encabeza por lejos "El Aleph", ese relato en el que una "pequeña esfera tornasolada" contiene en su seno todos los tiempos, los espacios y las escenas del mundo.
Entre los elegidos aparecieron "La intrusa", la historia de una pelea entre dos hermanos por el amor de una mujer; "Ema Zunz", el relato de una minuciosa venganza"; "Funes el memorioso", con ese personaje cuyo increíble problema era que no podía dejar de recordar y "Pierre Menard, autor del Quijote", donde un escritor obsesivo reconstruye palabra por palabra la célebre novela de Cervantes.
Sarlo eligió un texto distinto, singular, en el que cree hallar todas las marcas borgeanas: el Epílogo a la edición de las Obras Completas, de 1974. "Un artículo apócrifo de enciclopedia —dijo— fechado en el 2074, que Borges escribió sobre Borges".
John Berger se ocupó de aclarar, en su respuesta, que no lee a Borges en castellano, "lo cual es una desventaja enorme". Así y todo, contó que en los últimos años lo lee tres o cuatro veces por semana. "Lo siento como un compañero que necesito y que también me gustaría comunicar a otros", contó.
Berger señaló en Borges una cualidad que califica de asombrosa: "Nos sorprende desde el pasado; hace que el pasado sea más sorprendente que el futuro. Esa es su magia".
Es probable que muchos de los que se pregunten por qué leer a Borges hoy sean chicos. Salas hizo la experiencia con sus alumnos, al indicarles la lectura de algunos de los textos que mencionó. "Hice la prueba. El enganche está garantizado —dijo—. "Sólo se necesita un empujón".
Fuente:
http://www.clarin.com/diar
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